Cuando pienso en la historia de las matemáticas no me resulta difícil imaginar a los grandes sabios realizando conjeturas y nuevos teoremas, debido a que la mayoría de los estudios son a nivel intangible, abstractos, al igual que los elementos involucrados, como los números complejos, vectores dimensionales, integrales, entre otros, que son entendibles en un contexto determinado. Sin embargo, al pensar en el estudio de fenómenos aleatorios cuesta acostumbrarse a la idea de analizar experimentos sencillos y comunes desde antes de Cristo hasta nuestros días, como el resultado del lanzamiento de dados, del cual se cree que los árabes fueron los pioneros, incluso, “que la palabra azar provenga de la palabra árabe zahr, flor del naranjo con la que representaban el as en uno de los lados del dado” (http://w3.cnice.mec.es/recursos/bachillerato/matematicas/probabilidad/index.html), y el uso de los mismos elementos, dados, monedas, naipes y fichas, detrás de las cuales provienen los conceptos: probabilidad, variable, sesgado, combinaciones, arreglos, permutaciones, reemplazamiento, error, variabilidad, entre otras, en el vigente intento por minimizar el margen de ignorancia y comprender lo que esconde el azar, como señala Poincaré: “el azar no es más que la medida de nuestra ignorancia” (La aleatoriedad, sus significados e implicancias educativas. Batanero C., Serrano L.).
Inevitablemente, a medida que pasan los años y con el desarrollo de investigaciones han nacido nuevos conceptos y se han formalizado procedimientos que ayudan a dilucidar con mayor precisión los resultados, como el “Reparto de las apuestas” de Filippo Calandri, nacido en Siena hacia el año 1467, expuesto en http://w3.cnice.mec.es/recursos/bachillerato/matematicas/probabilidad/index.html que dice: “Dos personas juegan a la palla grossa (Juego de pelota, antecedente del tenis), de forma que gana el juego el primero que consiga seis victorias. Por azar, cuando uno de los dos ha ganado 5 veces y el otro 3, explota la pelota y es imposible terminar el juego. Se quiere saber qué parte de la apuesta inicial le corresponde a cada uno”. Donde Luca Pacioli (1445-1514), Nicolo Fontana (1500-1557), Pascal y Fermat lo trataron, y, finalmente, se sugiere la ayuda de un diagrama de árbol.
Como hemos visto el estudio de probabilidades posee una larga historia y muchas evoluciones que la posicionan como parte importante de la estadística, por lo cual su estudio debe significar un hecho relevante en el descubrimiento de la realidad que se niega a ser vista, como señala Rtuparna, un personaje de la epopeya india Mahabarata (400 d.C), “Yo de los dados poseo su ciencia, y así en los números diestro soy”.
Inevitablemente, a medida que pasan los años y con el desarrollo de investigaciones han nacido nuevos conceptos y se han formalizado procedimientos que ayudan a dilucidar con mayor precisión los resultados, como el “Reparto de las apuestas” de Filippo Calandri, nacido en Siena hacia el año 1467, expuesto en http://w3.cnice.mec.es/recursos/bachillerato/matematicas/probabilidad/index.html que dice: “Dos personas juegan a la palla grossa (Juego de pelota, antecedente del tenis), de forma que gana el juego el primero que consiga seis victorias. Por azar, cuando uno de los dos ha ganado 5 veces y el otro 3, explota la pelota y es imposible terminar el juego. Se quiere saber qué parte de la apuesta inicial le corresponde a cada uno”. Donde Luca Pacioli (1445-1514), Nicolo Fontana (1500-1557), Pascal y Fermat lo trataron, y, finalmente, se sugiere la ayuda de un diagrama de árbol.
Como hemos visto el estudio de probabilidades posee una larga historia y muchas evoluciones que la posicionan como parte importante de la estadística, por lo cual su estudio debe significar un hecho relevante en el descubrimiento de la realidad que se niega a ser vista, como señala Rtuparna, un personaje de la epopeya india Mahabarata (400 d.C), “Yo de los dados poseo su ciencia, y así en los números diestro soy”.

No hay comentarios:
Publicar un comentario